Curicó, 21 de agosto del 2012
Señor director:
Realmente
me faltan
palabras para describir
a un gran hombre que nos dejó un ejemplo digno de
solidaridad y de amor al prójimo. Me
refiero a nuestro carismático animador Felipe
Camiroaga, a quien lloramos
miles de chilenos
por su repentina
partida a la
Casa del Señor.
A casi
un año del trágico accidente aéreo que
le arrebató la
vida, su recuerdo permanece imborrable en los
corazones de quienes
lo admiramos por
su calidez humana,
por su generosidad y
por la alegría
que nos transmitía cada
mañana por las pantallas
de TV.
Los grandes
hombres nunca se
olvidan; por eso, el cariño
de la gente por Felipe sigue
creciendo y en el Museo
Histórico de su querida
Villa Alegre se le honra
como uno de sus más grandes
próceres.
¡Hasta siempre halcón de Chicureo!.
¡Hasta siempre halcón de Chicureo!.
Rocío Muñoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario